Un espacio dedicado al fútbol en el cual volcaré mis pensamientos sobre el juego acerca de temas que sucedan en Argentina, mi país de origen, y España, mi lugar de residencia. También compartiré mis trabajos como Periodista y como Entrenador. Pasen y vean.
Walter Ervitti ya conectó el balón a la red. Era el empate agónico.
Uno lo tuvo y lo dejó escapar. El otro jamás logró
imponerse pero atrapó un punto. El Superclásico del fútbol argentino entre
River y Boca terminó en empate y ofreció un nivel de juego que roza lo mediocre, tal como se preveía por el andar de ambos en este campeonato,
aunque los cuatro goles le dieron la cuota de emoción a la tarde que siempre justifica estar pendiente de un espectáculo de este calibre.
Directo a la videoteca. Messi engaña a todos metiendo la pelota por donde ningún uruguyo lo imaginaba. Genio.
Después de un impasse no forzado, decidí retomar mi rutina de sentarme frente al teclado. Siempre es saludable
parar la pelota para leer, analizar y pensar antes de volver a escribir. Claro
que no todos lo hacen. Uno de ellos es Lionel Messi, el genio que
no escribe pero "dibuja", y a través de las obras de su zurda mágica,
se encarga de dejar en claro que no descansa en
su afán de sorprendernos día tras día. Cuando creemos que ya lo enseñó
todo,
se sale con la suya y vuelve a endulzarnos con su fútbol de otro
planeta.
Leo Messi seguido de cerca por un jugador peruano. Una postal de lo que fue el partido.
Pasó otra doble fecha de las Eliminatorias sudamericanas y la
Selección Argentina que dirige Alejandro Sabella volvió a estar en boca de todo
el mundo. El empate frente a Perú en Lima, seguido de la victoria frente a
Paraguay en Córdoba, dejó algunos condimentos que invitan al análisis: ¿prevalece el
flojo rendimiento del equipo o se rescata el punto obtenido en un estadio
difícil aún habiendo jugado por debajo del nivel esperado? Definitivamente,
ambas conclusiones son válidas y acertadas. El equipo no dejó buenas sensaciones en su último compromiso, pero en otro momento quizás hubiera perdido. Por eso el punto es positivo y no avergonzante. Es hora de mirar la mitad
del vaso lleno. Por la situación y el contexto.
El comienzo de una nueva temporada en Europa llegó de la mano
de algunas certezas. Por un lado, que el Barcelona y el Real Madrid volverán a
ser el centro del universo cada vez que se vean las caras. En segundo lugar, que
la Liga, a pesar del irregular arranque de los de José Mourinho, tiene pinta de
ser, por potencial, nuevamente cosa de dos, a expensas de la continuidad en el rendimiento del Valencia, el Málaga y el Atlético de Madrid. Y por último, que tenemos la fortuna de ser
contemporáneos de Radamel García Zárate, o "Falcao", como lo conocemos
todos. A esta altura, se puede decir que el colombiano del Atleti ya ocupa un sitio entre los mejores futbolistas del mundo en su puesto de delantero. Para
comprobarlo, solo bastaría con repasar sus goles en diferentes competiciones y
países. De todas las formas y colores. Para todos los gustos. Desde lo estético
y desde lo estadístico. Un futbolista con mayúsculas.
A continuación comparto el artículo que publiqué en "River, un
sentimiento" (www.riverunsentimiento.com.ar), sobre el debut de Fernando Cavenaghi en el Villarreal. Incluye el video con los goles del partido.
Cavegol volvió a sonreir en su debut goleador en el Villarreal. Foto: villarrealcf.es
Tuvo que marcharse de su segunda casa como nunca lo imaginó, pero en
el fondo sabía que llegaría el instante que siempre soñó. Esperó su
momento para aparecer en escena y lo hizo cuando todos los flashes
apuntaban al escenario. Físicamente había sentado las bases de manera
improvisada, en solitario, pero sus ganas de reinvindicarse potenciaron
el orgullo herido, el punto de partida más decisivo. Mentalmente, no
hacía falta preparar el terreno: estaba listo para
demostrar ante cualquier oportunidad que surgiera que su vigencia
permanecía intacta. La plasmó en su debut en el Villarreal, frente al filial del Real Madrid y junto a Mateo Mussacchio, como para no sentirse tan lejos de los suyos. Fernando Cavenaghi, con sus dos goles, ambos sobre el final de cada etapa, aportó un guión más dramático a la película montada alrededor de su confusa despedida de River Plate.
Rogelio Funes Mori, antes de fallar el penal frente a Belgrano.
La recta final de los Juegos Olímpicos de Londres y el sprint
de salida de otra temporada del fútbol de Argentina se encontraron en un punto
del mapa. ¿En qué podrían asemejarse realidades tan dispares practicadas a tanta
distancia y en un contexto tan diferente? Como en todos los deportes, la cita se
produjo gracias a un componente que todo lo puede: el estado anímicoen
los momentos clave.
La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos es el evento que refleja la espectacularidad de una competición única.
Me resulta muy difícil sentarme a escribir cuando no hay fútbol
de manera regular. Lo admito. Teniendo en cuenta el afán que existe por parte de todo el mundo de opinar infinidad de veces alrededor de un tema, se vuelve complicado reflejar en la pantalla pensamientos que
además de interesantes sean originales.
Pero cuando por un instante pienso en acompañar el receso futbolero con mi
pasividad periodística, enseguida me recorre un veneno por dentro que me obliga
a enfrentar la situación. Ese intenso subidón me aconseja elaborar para
relajarme, para ser yo mismo. Y aquí estoy de nuevo, esperando deleitarme tras
las expectativas que giran en torno a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 que
acaban de iniciarse.
El dinero por encima de la pelota, moneda corriente en estos días sin fútbol.
Todos los futboleros del mundo atravesamos durante este mes sensaciones diferentes a las vividas en el resto del año. Experimentamos un stress total. La adrenalina se trasladó del campo a los despachos y en la cancha sólo se atinan a ver pasadas de mil metros y pocas acciones con pelota como base para lo que vendrá. Son jornadas típicas de pretemporada en donde las cuestiones estrictamente futbolísticas se muestran en la vereda opuesta al caos que genera el mercado de pases. Que viene este, que se va aquel, que firma uno, que al final ninguno. Y así cada día dentro de una etapa que mueve a partes iguales tanto las necesidades de los equipos y los técnicos por un lado, como los intereses de los clubes y los representantes por el otro.
Falcioni y Riquelme nunca comulgaron la misma filosofía de juego. El final esperado. Foto: a24.com
Y finalmente no aguantó más. Aquello que el mundo futbolero
preveía desde que Julio Falcioni asumió como director técnico de Boca acabó
consumándose tras la derrota en el Estadio Pacaembú. El alejamiento de Juan
Román Riquelme se transformó en el fiel reflejo de un hombre abatido por las
circunstancias, desgastado por la convivencia. Su “no va más” fue el resultado
de una apuesta del club con todas las fichas en el casillero de la infelicidad. Esta vez,
Boca jugó a la ruleta rusa.
Los hinchas de River pidieron la continuidad de Cavenaghi y Domínguez. Foto: canchallena.com
Lo sé perfectamente. Estoy seguro que esperaban que escriba
sobre la Selección Española y su tercer gran título consecutivo. Pero no voy
a ir a lo fácil, a pesar de que signifique el ejercicio más placentero para
cualquier amante del fútbol con ganas de volcar sus pensamientos más románticos.
Ya está todo dicho sobre el mejor seleccionado del mundo. Y sino los invito a
releer mi post del 19 de junio, “Altos, guapos y humildes”, en el cual expresé
muchos conceptos que podría volver a utilizar hoy si me dispongo a analizar el
porqué de tanto éxito de un equipo que demostró saber ganar después de
ganar.
Arsenal ganó el campeonato argentino por primera vez en su historia. Foto: clarin.com
Su formato nos marea pero a la vez nos atrae. No sabemos si
mirar la tabla de arriba o la de abajo. O las dos. En el fin de semana que se
fue, el fútbol argentino ofreció una definición de infarto tanto en la Primera A
como en la B Nacional. Ascensos, descensos, promociones y títulos.
Ante un nivel de juego cercano a lo mediocre, manejado por las urgencias y el
exitismo desmedido, las temperaturas se elevan y las emociones nunca faltan. El
morbo está servido. Adelante.
España se encontrará con dificultades para revalidar la corona, como ante Croacia.
“Más difícil que llegar es mantenerse”. Esta frase, tan cierta como remota, puede ser contemplada en cualquier ámbito de la vida. No obstante, en el mundo del fútbol actúa como premisa fundamental para evitar que tanto los clubes a nivel institucional como los equipos en el juego, o los futbolistas en su rendimiento y los entrenadores en la búsqueda de objetivos se vean inmersos en una peligrosa etapa de confusión tras haber saboreado las mieles del éxito.
Leo Messi, a punto de firmar su primer gol frente a Brasil.
Aquellos aventurados que
esperan leer algo más sobre Lionel Messi, les aclaro que esta vez no voy
a escribir acerca del mejor jugador del mundo. Otra vez no. Ya cansa tanto elogio. Se
tornan redundantes y empalagosos. Y además el hombre en cuestión no
se lo merece. Juega al despiste. Nos engaña a todos...
Después de haber intentado en los últimos procesos implementar -sin éxito- algunos aspectos del juego del Barcelona, finalmente llegó el día en el que la Selección Argentina emuló al conjunto español. No necesitó del cerebro de Xavi ni de la clase de Iniesta, tampoco de la contundencia de Puyol ni de las atajadas de Valdés. Pero tranquilos, que no me refiero a su estética inigualable ni a su cercanía a la perfección. El seleccionado de Alejandro Sabella se pareció al mejor equipo del mundo en el momento en que logró ser un conjunto por encima de las individualidades. Lo más importante. Como siempre debió ser. Como indican los manuales. Como lo enseña el Barça.
Sabella observa a Messi en un entrenamiento de la Selección Argentina.
Se acerca otro compromiso de la Selección Argentina y comienzan
nuevamente las especulaciones sobre cuál será el rendimiento del conjunto
albiceleste. La ausencia en los últimos años de un estilo definido, potenciada
por la falta de resultados, desembocó automáticamente en una desconfianza
generalizada por parte del hincha en la previa de cada partido. Con este
escenario, todas las miradas recaerán, una vez más, en la figura de Lionel
Messi, quien representa la mayor esperanza para los argentinos, y en
Alejandro Sabella, el comandante de un barco que estaba a la deriva tras el
Mundial de Sudáfrica y de la última Copa América, y que se esfuerza en salir a flote a través del trabajo organizado y solidario del nuevo entrenador.
Cuando el sueño del Chelsea se moría, apareció la figura de Drogba para empatar el partido sobre el final.
La tenía guardada con llave. Conservaba aquella espina en su interior esperando una nueva
oportunidad, de esas que la vida te regala cada tanto. Desde el 6 de mayo de 2009, día del "Iniestazo" en Stamford Bridge, Didier
Drogba, en llamas tras aquella eliminación -por un posible penal no pitado- y determinante en la reciente conquista europea del Chelsea, siempre supo que
en alguna ocasión llegaría el momento sublime que tanto había anhelado. Nunca lo manifestó. Era su secreto.
Ruud Van Nistelrroy se retiró del fútbol tras 18 años como profesional.
Mientras el mundo futbolero se divide entre la
celebración de títulos y el desconsuelo por descensos, yo elegí aislarme de toda esta vorágine -que concentra con la misma
naturalidad lágrimas de alegría y de tristeza- para descontracturarme de tanto nervio y enfocar mis líneas en un
goleador de raza que acaba de anunciar su retiro del fútbol después de habernos
enseñado las claves de su oficio por todo el continente europeo: se llama Ruud y
se apellida Van Nistelrroy.
Trasladando mi nueva aventura a un campo de juego, podría señalar, en
esta ocasión, que me propuse encontrar el camino del gol. Esta vez, me vestí de número diez para evitar el tumulto de piernas que impiden pensar y elaborar con comodidad y busqué crear mi espacio en el lugar donde se definen los partidos: en el área rival. Allí me
encontré con un nueve de alto voltaje, de esos que aparecen cada tanto y a quien,
lamentablemente a partir de hoy, deberemos conformarnos con ver a través de
internet o del olvidado DVD.
A continuación comparto el artículo que publiqué en "River, un sentimiento" (www.riverunsentimiento.com.ar), sobre los dos ex River campeones de la UEFA Europa League.
El momento cumbre de Falcao en el Atleti: levantando la UEFA Europa League, su segunda consecutiva. Foto: marca.com
Si
la semana anterior fue Gonzalo Higuaín quien encandilaba a los hinchas
millonarios por su obtención del campeonato español con el Real Madrid,
la portada de hoy es para otros dos ex River Plate: Diego Simeone y Radamel Falcao. Ambos se consagraron campeones de la UEFA Europa League con el Atlético de Madrid
tras vencer claramente al Athletic Club de Bilbao de Marcelo Bielsa por
un contundente 3 a 0, con dos golazos del delantero colombiano,
protagonista de las principales miradas en la inolvidable noche
colchonera de Bucarest.
Bielsa y Simeone. Dos entrenadores, dos sueños, sólo uno será el campeón. Foto: Télam
Muchas veces, dentro del ambiente del fútbol, se hace referencia a las vueltas que tiene este precioso deporte. Como en la vida, el fabuloso mundo de la pelota se convierte en una rueda de
movimiento constante que nos regala momentos de encuentros y desencuentros entre
futbolistas, entrenadores y clubes, que lo hacen aún más apasionante. El próximo
miércoles, el Athletic de Bilbao y el Atlético de Madrid se disputarán
la Europa League con un condimento extra que le da morbo a la flamante final
española que no pudimos disfutar en la Champions: el duelo entre Marcelo Bielsa y Diego Simeone como directores de
orquesta de un enfrentamiento único.
Según manifestó Bielsa por estos días, ambos entrenadores no se
dirigirán la palabra hasta dentro de un mes debido a un insólito pacto
que realizaron, con el "Mono" Burgos como mensajero. Aprovechando el previsto silencio post final, les
ofrezco esta especie de introducción a una noche inolvidable.
Pep Guardiola construyó, para muchos, el mejor equipo de la historia.
Después de haber leído columnas muy ilustrativas sobre la marcha
de Pep Guardiola, por un momento dudé en sentarme a escribir acerca de
sus días como entrenador del Barcelona pero enseguida mi consciencia me aconsejó que
recogiera aquellos escritos y los tomara como fuente de inspiración.
Dispuesto a dejar volar mi imaginación, seleccioné una definición de “La obra de Pep”, en la web 11WingSports, del periodista Ariel Scher, que afirmaba que “Guardiola se va campeón”. Los más excépticos, seguramente me recordarán que su Barcelona se quedó en las puertas de la final de la
presente edición de la Champions League y segundo en la Liga que en los
días siguientes obtendrá el Real Madrid. Otros, los más distraídos,
probablemente pensarán que esas líneas responden al preludio de la próxima final de
la Copa del Rey, tras la cual Pep sí podrá retirarse con un nuevo título si
logra superar en el mano a mano al Athletic de Marcelo Bielsa. Pero no. Lo lamento por aquellos que creen en los resultados sin importarles los medios para conseguirlos. El sentido de la frase hace referencia al legado que deja el entrenador a sus espaldas. Al fin y al cabo, el
verdadero triunfo de un ganador total.
Los futbolistas del Real Madrid, celebrando el triunfo ante el Barça que deja sentenciada la Liga.
El derby más codiciado del planeta pasó con victoria del Real
Madrid en el Camp Nou y prácticamente dejó la Liga teñida de blanco. El conjunto
de José Mourinho aprendió la lección de sus enfrentamientos con el Barcelona y,
esta vez, pudo lograr un resultado favorable de la única forma viable para
vencer a este Barça: defenderse con muchos efectivos y atacarlo cuando el
partido lo permite.
Panchito Guerrero, sobre el Independiente 4-Racing 1 "Cristian Díaz está haciendo un buen trabajo"
Crispi, sobre el Barça-Madrid "El fútbol es un juego donde ganan los que mejor juegan"
(Pueden disfrutar de la entrevista entera a través de mi nota escrita y por video. Fotos de Amalio de la Peña: http://delapenafotos.tk/).
Como comprobamos semana tras semana, el fútbol
está cargado de
innumerables situaciones compuestas de una alta dosis de adrenalina que,
para aquellos ajenos al mundo de la
pelota, resulta una experiencia inimaginable. Dentro de esta apasionante
burbuja en la que los futboleros vivimos sumergidos, el momento más
intenso, el más
esperado del año, sin dudas, es el clásico contra el máximo rival, o el derby,
como más le guste y dependiendo de su lugar de nacimiento.
Estos
enfrentamientos, que se exteriorizan de distintas maneras según la
cultura de cada país, mantienen la misma esencia en cualquier
punto del mapa. Por estos días, los fanáticos del deporte más popular
tenemos el privilegio de poder
disfrutar de dos clásicos tan históricos como universales, uno en
Argentina y el
otro en España, uno que ya pasó y que llevó el colorido de las tribunas
como
marca registrada, y el otro que está por llegar y que reunirá a los
mejores
futbolistas del planeta. Nos referimos, nada más y nada menos, que al
Independiente – Racing disputado el pasado fin de semana con victoria para el Rojo por 4 a 1 y al Barcelona – Real Madrid del próximo sábado que tendrá al Camp Nou como escenario y que puede definir La Liga.
Hablemos de fútbol. Para esta ocasión, elegí reunir a dos figuras del
ambiente que saben de qué va esta cuestión: por un lado Francisco “Panchito”
Guerrero, ex
jugador de Independiente de la década del 90 y campeón del mundo sub
20 con la Selección Argentina en Qatar; por el otro, Rafael Alcaide Crespín,
“Crispi”, ex futbolista del Córdoba, entre otros, y de la Selección Olímpica Española, y ex entrenador del conjunto
cordobés, además de una larga lista de equipos como el Real Murcia y el
Elche.
Crispi y Panchito, hablando de los clásicos y del fútbol. Foto: Amalio De La Peña (@Amaliodelapena)
La defensa del FC Barcelona está preparada para asumir riesgos con efectividad.
Tras disfrutar cada semana de una generosa cantidad de partidos de distintas ligas del mundo, en esta ocasión, elegí centrarme en un
apartado del juego tan abstracto como específico, tan importante como
inutilizado por gran parte de los equipos: hablamos de la valentía.
Esta aptitud forma parte del conjunto de acciones que los amantes del fútbol
muchas veces suelen reclamar sin comprender realmente su verdadero significado
y, a mi entender, constituye una característica fundamental para definir una
disposición ofensiva.
Marcelo Bielsa, el "Loco", es el culpable de que el mundo del fútbol hable de su Athletic.
Y llegó su turno. Después de sus proezas coperas, luego de estar en la boca del mundo del fútbol en los últimos tiempos, es la hora de detenernos en Marcelo Bielsa, una personalidad diferente. Para algunos, un entrenador con mayúsculas, para otros, uno como tantos. Para mí, la fuente de inspiración que me llevó a escribir sobre su persona y su fútbol ofensivo. Lejos de querer valorar si es mejor o peor que el resto de entrenadores del planeta, me enfocaré en su estilo particular. Distinto. Un ser único en su especie. Tan simple como real.
Juan Román Riquelme, en una de sus mejores noches como futbolista. En el
2000, en Tokio, sobresalió en la final que Boca venció al Real Madrid
logrando la Copa Intercontinental.
En la columna anterior nos dedicamos a descubrirla diferencia entre ´jugar bien` y ´jugar bonito`, en esa delgada línea que existe entre superar al rival y, además de lograrlo, conseguir enamorar al hincha. Hoy los invito a analizar el, probablemente, factor más demostrativo que puede ayudar a elevar el volumen de juego de un equipo: el sentido del enganche. Esta especie en peligro de extinción sobrevive, a base de talento, de los rígidos sistemas tácticos que escogen caminos antagónicos a los que izan la bandera del último pase.
Esta celebración de Leo se repitió 234 veces. Genio.
Lejos de querer darle a este espacio un perfil protocolar, confieso que mi idea inicial era escribir, de momento, una columna semanal. Pero hay sucesos que no pueden ni deben pasar desapercibidos. Anoche Lionel Messi se convirtió, gracias a sus tres conquistas frente al Granada (el "Señor hat-trick" cosecha 16 en su carrera), en el máximo anotador de la historia del FC Barcelona con 234 superando al mítico César Rodríguez, y con tan sólo 24 años. Mirando, una y otra vez, cada uno de sus goles llego a la conclusión de que todos son seleccionables, que cada definición lleva su firma. Todos son parecidos y a la vez diferentes, porque el sello de su zurda mágica los transforma en únicos.
Ya no quedan elogios para describir su juego, cualquier palabra generosa harán redundante estas líneas. ¿Cuál fue el mejor de todos? Haciendo un rápido repaso se me viene a la memoria aquel al Getafe en el Camp Nou emulando a Maradona y dando la vuelta al mundo por su similitud con el gol de Diego a los ingleses. Pero lo pienso mejor y recuerdo aquella noche donde sacó a relucir todo el potrero que lleva adentro para gambetear a medio Real Madrid y batir a su víctima favorita, Iker Casillas, en la semifinal de la Champions League que luego acabaría conquistando. La inevitable pregunta rondará eternamente y es tan difícil de responder que sería casi una pérdida de tiempo deternerse a elegir una sola obra de arte. Yo prefiero quedarme con el museo entero. ¿Y usted?
Los invito, una vez más, a compartir todos sus goles, los 234, desde el primero al Albacete, allá por el año 2006, hasta el tercero de ayer al Granada. Prohibido no disfrutar. Hágame caso, todos son para la colección.
Pep Guardiola, entrenador del FC Barcelona. Para muchos, el mejor equipo de la historia.
El fútbol
actual no se encuentra ajeno a la necesidad de ganar que se vive en tiempos de exitismo desmedido.
El eterno debate entre ´jugar bien` y ´jugar bonito` es tan remoto como
apasionante y en él se suelen exponer dos claros conceptos que muchos definen como opuestos,
como si la convivencia entre ambos resultara imposible. Pero mejor comencemos a
deshojar la margarita.
En la antesala a las columnas de opinión que más adelante determinaré desarrollar, elegí comenzar con un material acorde a mi sentir, basado en mi esencia, y centrado en descubrir el lado más íntimo de los profesionales que alguna vez hemos relatado algún partido de fútbol.
Voy a iniciar esta aventura regalándoles unas imágenes que describen de una manera muy precisa la magia que existe en la relación entre el deporte más popular y el mundo de la radiofonía, y que forman un cócktel extraordinario.
¿Quién no fue alguna vez a una cancha con la radio pegada a su oreja mientras se disponía a disfrutar el partido desde la platea? ¿Cómo no emocionarse con aquel gol o aquella jugada memorable que acompañada por el vuelo del relator quedó grabada en la memoria para siempre?
Esta especie de reliquia que les obsequio a continuación "la tomé prestada" del sitio web del medio con el cual colaboro en España, NCI Radio, cuyo Director y amigo, el periodista y relator Teddy García, supo influir en mi persona, de manera indirecta y desinteresada, para que desembarcase en este nuevo proyecto. Gracias Maestro.
Aquí los invito a relajarse para dar rienda suelta a la emoción. Vale la pena, se los aseguro. Sólo para entendidos.
La introducción a modo de autobiografía que desplegaré a continuación
está ligada a una serie de agradecimientos para mi gente, aquella que me
anima a seguir adelante en todo momento. A mi mujer, Yessica; a mi hija, Martina; a mis
padres, José y Noemí; a mis hermanos, Cecilia y Matías; a mis amigos y a
quienes creen en mí. Sin el apoyo incondicional de todos ustedes, seguramente no hubiera encontrado un motivo por el que valga la pena comenzar con el blog. Gracias.
Es un placer para mí darles la bienvenida a todos aquellos amantes del fútbol que encontraron en este espacio algún motivo por el que valga la pena detenerse o, simplemente, por matar la curiosidad del momento.
Dicho esto, los invito a que se pongan cómodos y se sientan como en casa con la premisa de que, tanto ustedes como yo, logremos disfrutar de este intercambio de opiniones y pensamientos acerca del deporte más popular de todos.