martes, 8 de mayo de 2012

El maestro y el alumno, en la clase más especial


Bielsa y Simeone. Dos entrenadores, dos sueños, sólo uno será el campeón. Foto: Télam


Muchas veces, dentro del ambiente del fútbol, se hace referencia a las vueltas que tiene este precioso deporte. Como en la vida, el fabuloso mundo de la pelota se convierte en una rueda de movimiento constante que nos regala momentos de encuentros y desencuentros entre futbolistas, entrenadores y clubes, que lo hacen aún más apasionante. El próximo miércoles, el Athletic de Bilbao y el Atlético de Madrid se disputarán la Europa League con un condimento extra que le da morbo a la flamante final española que no pudimos disfutar en la Champions: el duelo entre Marcelo Bielsa y Diego Simeone como directores de orquesta de un enfrentamiento único.
Según manifestó Bielsa por estos días, ambos entrenadores no se dirigirán la palabra hasta dentro de un mes debido a un insólito pacto que realizaron, con el "Mono" Burgos como mensajero. Aprovechando el previsto silencio post final, les ofrezco esta especie de introducción a una noche inolvidable.

El maestro y el alumno, que se conocen desde sus épocas en la Selección Argentina cuando Bielsa entrenaba a Simeone, capitán de aquel equipo, mantienen una relación de respeto mutuo y, como técnicos, conservan muchos puntos en común marcados y potenciados por la esencia de ambos, más allá de haber nacido en el mismo país. En más de una ocasión, el Cholo se animó a manifestar que "a Bielsa lo admiro y de él aprendí muchas cosas, especialmente el trabajo de campo", en alusión a la metodología que aplica el Loco. En muchas otras, el de Rosario le devolvió la pared afirmando que "Diego logra que sus equipos sean competitivos y tengan intensidad en el juego".
Si bien son identificados actualmente por estilos diferentes, ambos pueden presumir que en sus equipos tanto la actitud como el derroche de energía son primordiales y aplicarlos resulta innegociable. Ver al Athletic o al Atlético llegar con cinco o seis hombres al área rival, aún en los últimos tramos de partido, habla de una predisposición que nace desde la mentalidad de sus entrenadores.

El Cholo y el Loco. El ayer los unió en la Selección Argentina, donde nació un respeto y admiración que aún perdura. El hoy los vuelve a cruzar en la final de la Europa League. El fútbol decidirá. Foto: as.com

En la previa de la gran final de Bucarest, es amplio el análisis y las previsiones que dan vueltas en torno al juego que finalmente veremos. ¿Cómo serán las disposiciones tácticas? ¿Qué estilo se impondrá? ¿Serán fieles a sus ideas o las modificarán en función del rival y de la situación del partido? ¿Se respetarán demasiado o darán rienda suelta a la emoción? Ante estas dudas, imposibles de resolver hasta que el árbitro alemán Wolfgang Stark marque el inicio del partido, se prevé que Bielsa pensará su noche a partir del balón mientras que Simeone lo hará a partir de la posición. Viendo la trayectoria de ambos equipos a lo largo de esta temporada, sería coherente creer que el Athletic asumirá la responsabilidad de la posesión, particular por su elaboración dinámica y ejectuada para lastimar por los extremos, y también sería lógico imaginar que el Atlético esperará que aparezcan los espacios replegado en su campo, agazapado para llevar a cabo el contragolpe tan efectivo y punzante que interpretan sus atacantes.
Otro aspecto potencialmente interesante responde a cómo llega cada uno al duelo decisivo. Quizás los madrileños mantuvieron en las últimas semanas algo más de regularidad en la Liga, pero a lo largo de la competición continental dio la sensación, sobre todo por su mística, que el trofeo acabará adornando las vitrinas de San Mamés. Tranquilos. Sólo son hipótesis, condimentos que preparan el terreno y agitan la adrenalina de los amantes del fútbol show.
En cualquier caso, el partido promete ser emocionante y digno de ser visto. Un espectáculo de sofá, ideal para apreciar relajados. Los aficionados vascos ya se sienten identificados con un Bielsa que revolucionó Bilbao, después de revertir, a base de sus firmes creencias, una situación inicial que en un principio creó suspicacias. Los seguidores atléticos reafirmaron su idolatría por Simeone, que arribó a la capital española a enderezar una temporada que parecía insalvable. Con este escenario, aparecen los hinchas argentinos de todo el mundo, quienes se sienten orgullosos de disfrutar de una final europea con el protagonismo de dos entrenadores que elevan la bandera del producto nacional y que merecen ser alagados por el trabajo realizado más allá del resultado final. El fútbol es maravilloso, y la Copa se irá sólo con uno.


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