sábado, 18 de agosto de 2012

El fútbol siempre da revancha

A continuación comparto el artículo que publiqué en "River, un sentimiento" (www.riverunsentimiento.com.ar), sobre el debut de Fernando Cavenaghi en el Villarreal. Incluye el video con los goles del partido.


Cavegol volvió a sonreir en su debut goleador en el Villarreal. Foto: villarrealcf.es


Tuvo que marcharse de su segunda casa como nunca lo imaginó, pero en el fondo sabía que llegaría el instante que siempre soñó. Esperó su momento para aparecer en escena y lo hizo cuando todos los flashes apuntaban al escenario. Físicamente había sentado las bases de manera improvisada, en solitario, pero sus ganas de reinvindicarse potenciaron el orgullo herido, el punto de partida más decisivo. Mentalmente, no hacía falta preparar el terreno: estaba listo para demostrar ante cualquier oportunidad que surgiera que su vigencia permanecía intacta. La plasmó en su debut en el Villarreal, frente al filial del Real Madrid y junto a Mateo Mussacchio, como para no sentirse tan lejos de los suyos. Fernando Cavenaghi, con sus dos goles, ambos sobre el final de cada etapa, aportó un guión más dramático a la película montada alrededor de su confusa despedida de River Plate.

Enfrente llegaba un Real Madrid Castilla con una base de futbolistas en pleno crecimiento que atesoran un talento y un nivel más cercano a la Primera División que a la Liga Adelante. Pasado el cuarto de hora, Jesé, el futuro crack del que habla toda Europa, adelantaba a los Merengues desde los doce pasos tras un polémico penal. El 0-1 amenazaba el regreso del Submarino Amarillo a la Segunda División, pero finalmente acabaría actuando como entrada para que la noche del Torito tuviera un sabor más dulce.
El fútbol siempre da revancha. Una de las frases futboleras más utilizadas volvió a cobrar trascendencia en la noche de El Madrigal: Cavegol, primero en una jugada sucia que aclaró con un toque forzado a la red, y después con un gol para guardar en la videoteca para toda la vida, decidió un partido que había arrancado torcido para el conjunto castellonense. El ex River comenzó su segunda aventura en España enseñando cómo volcar toda su jerarquía en 90 minutos aún habiendo disputado un partido políticamente correcto. Sus apariciones letales lo transformaron en incorrecto, en diferente, en inolvidable. El goleador demostró la mentalidad que debe conservar cualquier futbolista más allá de las dificultades que se le presenten a lo largo de su carrera. Estar en guardia constantemente, esa es la cuestión. No perder el rumbo para aprovechar al máximo la chance que seguramente aparecerá, de eso se trata. Cómo. Cuándo. Dónde. Nunca se sabe, pero siempre llega.
Futbolistas de la talla del brasileño Marcos Senna o del español Cani quedaron en un segundo plano tras el recital de Cavenaghi. El joven entrenador Julio Velázquez se mostraba exultante tras empezar con una victoria el sueño de volver a la élite, un poco por los tres puntos y otro tanto, quizás, por comenzar a entender que el principal artífice de tanta algarabía había cruzado el charco con un logro similar en su mochila de ilusiones. El público local no podía creer que uno de los suyos hubiera firmado esa obra a tan sólo 3 minutos para el final, y menos aún al comprobar que el artista con pelo largo y acento sudamericano había arribado a la ciudad unos días antes envuelto en una serie de interrogantes.
Todo esto junto, en un puñado de minutos, fue posible gracias a Cavenaghi, quien pudo sacarse la espina, al menos por un rato, de su amargo adiós de River y, al mismo tiempo, escribió su primera página exitosa en la historia del Villarreal.



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