miércoles, 21 de marzo de 2012

Lionel Messi, donde se acaban los adjetivos



Esta celebración de Leo se repitió 234 veces. Genio.



Lejos de querer darle a este espacio un perfil protocolar, confieso que mi idea inicial era escribir, de momento, una columna semanal. Pero hay sucesos que no pueden ni deben pasar desapercibidos. Anoche Lionel Messi se convirtió, gracias a sus tres conquistas frente al Granada (el "Señor hat-trick" cosecha 16 en su carrera), en el máximo anotador de la historia del FC Barcelona con 234 superando al mítico César Rodríguez, y con tan sólo 24 años. Mirando, una y otra vez, cada uno de sus goles llego a la conclusión de que todos son seleccionables, que cada definición lleva su firma. Todos son parecidos y a la vez diferentes, porque el sello de su zurda mágica los transforma en únicos.

Ya no quedan elogios para describir su juego, cualquier palabra generosa harán redundante estas líneas. ¿Cuál fue el mejor de todos? Haciendo un rápido repaso se me viene a la memoria aquel al Getafe en el Camp Nou emulando a Maradona y dando la vuelta al mundo por su similitud con el gol de Diego a los ingleses. Pero lo pienso mejor y recuerdo aquella noche donde sacó a relucir todo el potrero que lleva adentro para gambetear a medio Real Madrid y batir a su víctima favorita, Iker Casillas, en la semifinal de la Champions League que luego acabaría conquistando. La inevitable pregunta rondará eternamente y es tan difícil de responder que sería casi una pérdida de tiempo deternerse a elegir una sola obra de arte. Yo prefiero quedarme con el museo entero. ¿Y usted?

Los invito, una vez más, a compartir todos sus goles, los 234, desde el primero al Albacete, allá por el año 2006, hasta el tercero de ayer al Granada. Prohibido no disfrutar. Hágame caso, todos son para la colección.



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