El desahogo de Guzmán y Maxi, claves en los penales. |
El 9 julio de 1991 es una fecha que permanece viva en
la memoria de todos los hinchas de Newell´s Old Boys. Aquella tarde, el conjunto
dirigido por un joven Marcelo Bielsa y comandado por un tal Gerardo Martino con
la 8 en la espalda se consagraba dando la vuelta en la Bombonera después de una
dramática definición por penales. Desde hoy, el 29 de mayo de 2013 también
pasará a la historia leprosa tras la infartante clasificación a la semifinal de
la Copa Libertadores ante el mismo rival y por idéntico camino: la vía
penal. Claro que esta vez el escenario fue un Parque de la
Independencia repleto que acabó delirando cuando el 26to disparo de la serie,
con autoría de Maxi Rodríguez, infló la red del arco de Orión.
Un momento histórico de la final del 91: Berizzo, Lunari, Pochettino y Llop antes de los penales. |
Las noches de Copa Libertadores encierran una carga emocional
única, sobre todo si se trata de enfrentamientos entre dos equipos de un mismo
país, y todavía más, si ese país es Argentina. La serie entre
Newell´s y Boca fue la última muestra de la
dimensión de un cruce con semejante magnitud. Ambos
equipos protagonizaron un duelo encarnado de a ratos en aquellas batallas entre
Racing y Estudiantes de finales de los años 60, donde el plano futbolístico
quedaba absorbido por cuestiones dotadas de un alto tinte dramático y que,
además, convierten a la máxima competición continental en un evento distinto.
El tercer combate en apenas siete días entre leprosos y
xeneizes se decidió por puntos y deparó una definición tan emotiva en los
penales como escasa en su volumen de juego en los 180 minutos disputados. En la
noche rosarina, ambos intentaron imponerse por calles opuestas aunque fallaron
en el mismo lugar de la cancha: los últimos metros. Uno, con la posesión como
bandera, careció de lucidez para transformar la tenencia en ocasiones de
gol. El otro, desde su sacrificada labor defensiva, comprobando que hace falta
algo más que una inspiración de Riquelme para ser uno de los mejores cuatro
equipos del continente.
El conjunto del prócer Martino afrontó el encuentro de vuelta
fiel a sus convicciones. Su juego asociado y al ras no varió en ningún momento,
aún en los instantes en los que su equipo pareció titubear ya sea por alguna
aproximación del rival o por encontrarse lejos de su mejor versión. Como ante Vélez, la valentía de su propuesta tuvo premio, esta vez desde los doce pasos.
Eso sí, Newell´s se mostró por debajo de su nivel habitual, obligado a jugar
incómodo por un Boca orgulloso, peleón, dispuesto a cerrar espacios aún a costa
de entregarse en ataque.
Probablemente, los desafortunados cabezazos de Blandi le
restaron eficacia al planteo de Bianchi. Pero, a veces, la fortuna o la falta de
precisión, también juegan su partido. Por eso Boca no debe excusarse en las dos
oportunidades más claras de la noche porque, al mismo tiempo, no dispuso de las
variantes suficientes para ir en busca del gol que hubiese puesto a Newell´s
contra las cuerdas.
Los hombres de Bianchi consiguieron su objetivo desde lo
táctico: forzar a su rival a jugar a otra cosa durante gran parte de la
eliminatoria, especialmente en la ida tras ejercer una presión sofocante en la
primera mitad. Pero en el Parque, en cambio, decidió refugiarse cerca de
Orión –disposición acentuada tras la expulsión de Clemente- y dejó en manos de
un solitario Román todo el peso del ataque. Si bien Boca -por ocasiones- estuvo
más cerca que Ñuls de ganar en los 90 minutos, también cabe destacar
lo arriesgado de la apuesta del Virrey defendiendo en su campo, cediéndole el
dominio a su rival y resignando cualquier posibilidad de contragolpe producto de
la distancia de sus atacantes con respecto a Guzmán.
En realidad, Boca planteó el trámite con la intención
de noquear en uno o dos golpes mortales, de esos que llegan cuando el rival
menos se lo espera, ya sea a través de una pelota parada o de una acción
individual, abusando de la capacidad de Riquelme para decidir. Estuvo a
centímetros de lograrlo si Blandi hubiera acertado al escoger el disfraz
de Palermo, que necesitaba de media chance para anotar, pero el 9 se quedó
desnudo de gol. Mientras, el Román versión 2013, aún con una menor participación
en el juego, continúa siendo clave por su influencia a la hora de elaborar
jugadas fuera de contexto que ganan partidos: de sus pies nació la mejor de la
noche aunque esta vez, a diferencia del Pacaembú, no le alcanzó.
Las emociones llegarían tras el pitazo de Delfino, en una
definición como hacía tiempo no se veía. Después de más de una vuelta de
lanzamientos, Maxi se juró no dejar escapar su chance y metió a Newell´s a un
paso de la final mientras Boca caía condenado por la vía penal, la misma que lo
absolvió en algunas de sus grandes conquistas.
Después de la seguidilla de penales, esperaba muy ansiosamente tu comentario, que no se hizo esperar y que como siempre fue claro y conciso.
ResponderEliminarFelicitaciones!!
Excelente comentario de Mariano Neira.
ResponderEliminarAjustada síntesis de como la vocación ofensiva y la valorización dela tenencia del balón
tuvieron su merecido premio,por sobre la convicción contragolpeadora y la concreción
de la reducción de espacios, Fue por la vía de los penales. Pero fue justo premio a la convicción de uno(Newells Old Boys) por sobre la elaboración de otro(Boca Juniors).
Aguardamos impecientemente próximas entregas, Neira.
JHN,