Talento desbordado en su planta de crack. ¿Alcanzará su consolidación como futbolista en Múnich? |
La emotiva final de la Supercopa alemana que brindaron
Borussia y Bayern dejó varios puntos
interesantes en el tintero. En esta ocasión, es el turno de analizar el nuevo
rol de Thiago Alcántara en su aventura muniquesa. El hijo mayor
de Mazinho se perfila como el futbolista escogido por Guardiola
para aportar el sello distintivo en la zona media con el agregado de tener que
hacerlo, al menos hasta el momento, en una posición menos habitual que la que
desempeñaba en Can Barça: como único mediocentro. Así lo dejó ver Pep en el día más importante desde que
está en el banco del actual campeón de la Champions League.
Al margen de este movimiento inicial en la pizarra, es probable que el técnico catalán intente alejarse de la rigidez de encasillar al futbolista español en una posición determinada teniendo en cuenta su saludable polivalencia y la rotación de piezas y nombres que posibilitarán una dosificación adecuada para pelear por todos los frentes, aunque haber apostado por él en su primer gran compromiso puede significar una declaración de intenciones para el curso que recién comienza.
Al margen de este movimiento inicial en la pizarra, es probable que el técnico catalán intente alejarse de la rigidez de encasillar al futbolista español en una posición determinada teniendo en cuenta su saludable polivalencia y la rotación de piezas y nombres que posibilitarán una dosificación adecuada para pelear por todos los frentes, aunque haber apostado por él en su primer gran compromiso puede significar una declaración de intenciones para el curso que recién comienza.
El hermano mayor de los Alcántara conserva un talento
innato. Su debut en el Camp Nou con edad de juvenil es una muestra fehaciente
de ello. Sin embargo, en la última temporada se vio un freno a su brutal
progresión, minimizado por el confuso andar del Barça, motivo que seguramente
influyó en el camino pero que no reside como la razón principal del
estancamiento. Este proceso pudo estar relacionado con los futbolistas que tenía
por delante (Busquets, Xavi, Iniesta) y también, por qué no, a un período de
madurez que todavía no alcanzó.
En tanto, dichos síntomas suelen verse reflejados en el repertorio de poses que enseña para ejecutar cada una de sus intervenciones, las
cuales, en ocasiones, diluyen la calidad de las mismas a pesar de estar dotadas de espectacularidad. Thiago confía tanto en
sus cualidades que frecuentemente, aún cuando la jugada pide un pase simple, él acaba eligiendo la opción más dificultosa. Lo
curioso del asunto es que comprende el juego como pocos. Si bien el déficit puede
responder al mencionado grado de precocidad, tiene solución: la constante presencia de un entrenador-guía.
En este escenario, Guardiola asoma como el hombre ideal para interpretar este papel haciendo gala de su docencia. Por algo insistió tanto con su fichaje.
Esta capacidad que tiene Thiago de poder jugar de manera sencilla si se lo
propone, en ciertos momentos choca con una serie de vicios que deberá eliminar
para que la idea que pretende plasmar Pep no acabe disolviéndose ni excluyéndolo. No
obstante, sus características invitan a definirlo como el iniciador idóneo de la
cadena de elaboración del juego del equipo.
Si se observan sus primeros minutos oficiales, el rendimiento de Thiago ofreció conclusiones dispares. Su primer
cuarto de hora fue para enmarcar. Así de claro. Desde la simpleza para buscar al
compañero más cercano hasta la presión ejercida sobre los volantes rivales para
recuperar balones con el fin de reiniciar la tenencia. Siempre cerca de la jugada, todo lo hizo bien. Y en
ese tramo, los de Pep mandaron en la posesión incluso antes de la
pronta desventaja. Contrariamente, con el correr de los minutos su rendimiento acabó
alternando destellos de su calidad con algunas decisiones desacertadas (como la
del cuarto gol del Dortmund). Esto dejó un saldo confuso sobre su aporte pero no se puede obviar el gran encuentro que realizó el Borussia, comandado por un Gündogan inmenso, quien se adueñó del mediocampo y, por ende, del partido.
En futbolistas con la clase de Thiago, la diferencia entre tener una buena noche y ser determinante, sobre todo en su nueva función, reside en la toma de decisiones con el balón y en la capacidad de sometimiento que ejerza con él. Es decir, su talento casi siempre va a dejar muestras de lo que es capaz de hacer en jugadas puntuales (como en el inicio del primer gol de Robben) pero su inteligencia, su temple, su madurez y su lectura serán los componentes que le darán sentido a sus ideas y brillo a las armas que atesora.
En definitiva, Thiago tiene todo el potencial para ser el “4” del Bayern, esa pieza de ensamble creada por Johan Cruyff en el Barcelona que tuvo a Luis Milla como pionero y que La Masía se encargó de fabricar sin cesar durante todos estos años. La referencia más recordada en esta posición de centrocampista solitario en su ubicación, ágil en la distribución, con visión y toque corto, máximo dos, encargado de ser el eje sobre el que gira el juego de posición, fue el propio Guardiola, a quien sucedió Xavi en sus inicios y heredó Busquets hasta estos días con la excepción de Yaya Touré, el músculo de aquel gran Barça, rayando un nivel sobresaliente pero con jugones como Xavi e Iniesta de laderos.
En futbolistas con la clase de Thiago, la diferencia entre tener una buena noche y ser determinante, sobre todo en su nueva función, reside en la toma de decisiones con el balón y en la capacidad de sometimiento que ejerza con él. Es decir, su talento casi siempre va a dejar muestras de lo que es capaz de hacer en jugadas puntuales (como en el inicio del primer gol de Robben) pero su inteligencia, su temple, su madurez y su lectura serán los componentes que le darán sentido a sus ideas y brillo a las armas que atesora.
En definitiva, Thiago tiene todo el potencial para ser el “4” del Bayern, esa pieza de ensamble creada por Johan Cruyff en el Barcelona que tuvo a Luis Milla como pionero y que La Masía se encargó de fabricar sin cesar durante todos estos años. La referencia más recordada en esta posición de centrocampista solitario en su ubicación, ágil en la distribución, con visión y toque corto, máximo dos, encargado de ser el eje sobre el que gira el juego de posición, fue el propio Guardiola, a quien sucedió Xavi en sus inicios y heredó Busquets hasta estos días con la excepción de Yaya Touré, el músculo de aquel gran Barça, rayando un nivel sobresaliente pero con jugones como Xavi e Iniesta de laderos.
Como cita el periodista Martí Perarnau en su artículo ´El Bayern de los centrocampistas`, Guardiola no pretende una réplica de su Barcelona en el
Allianz Arena. Esto es tan cierto como que el entrenador catalán necesitará del mejor Thiago para encontrar las numerosas variantes tácticas que busca con el fin de dominar cada momento de los partidos. Según Perarnau, su vuelta de tuerca se basa en dos premisas fundamentales: mantener el vértigo logrado por
Heynckes en ataque y, a la vez, implantar más pausa de mitad de cancha hacia
atrás. Y ahí el hombre en cuestión puede tornarse clave, siempre y cuando alcance a visualizar la demanda de su nuevo rol. Todo depende de él. Está en su cabeza.
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