martes, 10 de abril de 2012

El arte de ser valientes


La defensa del FC Barcelona está preparada para asumir riesgos con efectividad.


Tras disfrutar cada semana de una generosa cantidad de partidos de distintas ligas del mundo, en esta ocasión, elegí centrarme en un apartado del juego tan abstracto como específico, tan importante como inutilizado por gran parte de los equipos: hablamos de la valentía. Esta aptitud forma parte del conjunto de acciones que los amantes del fútbol muchas veces suelen reclamar sin comprender realmente su verdadero significado y, a mi entender, constituye una característica fundamental para definir una disposición ofensiva.

Pero este concepto encierra algunos puntos que merecen ser detallados. Para comenzar, es recomendable plantearse qué es ser un equipo valiente. En el fútbol, consiste básicamente en asumir riesgos. ¿Cómo es esto? En el aspecto puntual del término, no significa arriesgar por norma a costa de desnudar debilidades, sino principalmente trabajar a consciencia dicha parcela para aplicarla a determinadas situaciones específicas de un partido que puedan derivar en el inicio de un planteamiento ofensivo y desembocar en una posterior fisonomía colectiva que identifiquen la idea que se intenta transmitir.
La mayoría de los futboleros interpretan la valentía de un equipo exteriorizando su afán por disputar cada balón como si fuera el último o a través de la frase “hay que ir para adelante”. Pero esta definición, que endulza el oído del hincha, debe ser pulida para evitar transformar la intención en desorden. Atacar es bonito, pero si el planteamiento ofensivo no está sustentado por una estructura sólida y coordinada, cada ataque, probablemente, acabará convirtiéndose en una réplica del rival.
Un claro ejemplo del compromiso de un equipo en adoptar una vocación ofensiva asumiendo riesgos está orientado a la última línea, sobre todo a los defensas centrales. Estos “gladiadores” deben estar aptos para quedar, en más de una ocasión, mano a mano con los delanteros. ¿Qué significa esto? Mientras mi equipo se encuentra en posición de ataque, mantener la misma cantidad de defensas propios que de jugadores rivales, una situación por la que no todos los entrenadores –debido a su manera de ver el fútbol- eligen atravesar, ni algunos jugadores –faltos de capacidad- están preparados para experimentar, y ni siquiera muchos aficionados –que sólo se dedican a observar el lugar del campo donde se ubica la pelota- logran identificar.
Justamente, para poder llevar a cabo con efectividad esta situación, el defensa debe estar dotado de un óptimo estado físico, pero sobre todo poseer una concentración máxima e imprimir una intensa agresividad en la disputa del balón ante un posible contragolpe. Para ello, es necesario trabajar ante todo la actitud en su sentido más amplio, cuyo motor potencia el resto de cualidades del futbolista. Si no estoy convencido de completar mi tarea, difícilmente lograré un resultado positivo. Por lo tanto, se puede decir que la valentía es entrenable. La ecuación sería inteligencia para visualizarla, convicción para adoptarla y actitud para ejecutarla.
Casualmente, uno de los equipos que mejor reflejan esta forma de comenzar a ser ofensivo es el FC Barcelona. En muchas circunstancias del juego, se pueden ver a Gerard Piqué, a Carles Puyol o a Javier Mascherano situarse con su parejita de turno en el centro del campo, como últimos hombres, mientras sus compañeros tienen la posesión del balón y acechan a la portería rival. Claro, nos referimos al equipo de Josep Guardiola, cuyo ciclo en el club catalán siempre se caracterizó por la valentía sea cual sea la circunstancia. Basta recordar que el entrenador de Santpedor, en su tercer partido al frente del equipo en 2008 y tras haber obtenido apenas un punto de seis, hizo debutar a un tal Sergio Busquets. ¿Lo conocen?
Maneras de ser valiente. Dicho esto, es saludable aclarar que la valentía no es propiedad únicamente de los equipos que basan su juego en la posesión del balón ni tampoco pertenece sólo a los que son más estéticos para la vista del público. Frecuentemente, son considerados como tales aquellos equipos que deciden presionar en campo rival y adelantan sus líneas, más allá del estilo. Por caso, el Real Madrid de José Mourinho propone planteos netamente ofensivos cuando juega en el Santiago Bernabéu aunque suele ser en ocasiones cauto cuando juega fuera de casa. Por eso se expone a Pep y su Barcelona como ejemplo ya que absolutamente todas sus decisiones están ligadas a esta cuestión. Centrales adelantados que ahogan y sacan al equipo de atrás, laterales-extremos que llegan a posiciones de gol y que crean superioridad numérica en campo rival para disponer de variantes en ataque, apuesta por la cantera, innovación permanente de diversas variantes tácticas aún tras haber conseguido los resultados. Todo esto, por supuesto, acompañado por un enorme trabajo individual y colectivo basado en sacrificio, relevos y solidaridad que posibilitan que este grupo de acciones valientes adquieran el pretendido valor
En definitiva, se puede decir que ser valiente encaja a la perfección cuando se toman decisiones directamente relacionadas con la búsqueda del resultado asumiendo una dosis de riesgo que no supere el límite existente entre conservar la solidez y sacar a relucir grietas que afecten al sistema defensivo. ¿Cómo se consigue? Además de un claro mensaje del entrenador, se necesitan futbolistas que requieran de inteligencia para detectar la delgada línea entre jugar al límite y “suicidarse”. Los protagonistas deben estar convencidos de sus posibilidades y, para lograrlo, siempre debe surgir un líder con una personalidad definida, sobre todo para ordenar con algún grito el adelantamiento coordinado de las líneas.
Otro ejemplo de asumir riesgos con el objetivo de ser ofensivo se centra en la utilidad de los laterales. En una posición en la que, generalmente, escasean este tipo de futbolistas, el juego de los equipos que sí cuentan con estos “correcaminos” de la banda invita a explotarlos por este sector.
Por consiguiente, Dani Alves en el Barça, Marcelo en el Real Madrid o Clemente Rodríguez en Boca Juniors son claros casos de laterales con alma de extremos que, a través de su adelantamiento posicional, varían el esquema táctico programado inicialmente dando lugar al anteriormente mencionado ´mano a mano` de los centrales.
En el fútbol actual, la mayoría de los equipos no insisten demasiado en este aspecto debido a la inclinación por especular. Hoy en día, sale más barato esperar, cuidar el cero y aprovecharse del error rival para sacar ventaja. Esta asignatura -la valentía- se valora si el partido lo pide y en función del resultado.
Cuántas veces escuchamos en el fútbol la frase “hay que ir al frente”. En cuántas ocasiones se nombra la palabra “atacar”. Pero ¿alguien nos explica cómo? ¿Se intenta ser valiente o se prefiere lo menos arriesgado? Cuánto tiempo más tardaremos en darnos cuenta que, más allá de proponer cualquier estilo, la clave para ser ofensivos pasa, fundamentalmente, por asumir riesgos, por ser valientes. De eso se trata.

2 comentarios:

  1. La verdad que disfrute mucho con este tema, por un momento me sentí en medio de una charla táctico-técnica del mister de un equipo. Muy buen análisis del juego Mariano, que por supuesto ha de estar bien pulida para dar resultados óptimos. Y como siempre que leo uno de tus temas, me quedo con una frase : "La ecuación sería inteligencia para visualizarla, convicción para adoptarla y actitud para ejecutarla" Genial!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Damián! Y gracias a Guardiola también, que con su planteamiento de hoy frente al Getafe ayudó a ejemplificar aún más mi exposición. Salió con casi cuatro delanteros (Messi, Cuenca, Alexis y Pedro) y apenas dos centrales (Puyol y Mascherano), de los cuales sólo uno de ellos es puro (el español), en una línea de tres defensas, que completaba Adriano, un lateral con alma de extremo. Increíble de lo que es capaz este Barca versión Pep. Saludos y hasta la próxima!

    ResponderEliminar