El Bayern, tras la goleada histórica ante el Barça, puso un pie y medio en la gran final de Wembley. |
El Borussia celebra su gran triunfo ante el Real Madrid. A sólo un paso de verse las caras con su par alemán. |
"El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, que
juegan once contra once, y donde siempre gana Alemania”. La frase, que aún
perdura en el tiempo, es de Gary Lineker, mítico delantero inglés consagrado como máximo goleador del Mundial
de México 86. La manifestó tras la eliminación de su Selección en las semifinales de Italia
90, rendido por aquel entonces al espíritu competitivo de los germanos, expertos
históricamente en resolver a su favor instancias decisivas. Casualmente, el
dicho podría utilizarse también por estas horas tras la ida de las semifinales
de la Champions League, donde el Bayern
Múnich y el Borussia Dortmund pasearon al
Barcelona y al Real Madrid respectivamente. De
manera literal. Sin exageraciones. No sólo haciendo honor a la célebre reflexión del futbolista de Leicester sino además desplegando un fútbol de alto voltaje.
Ambos jugaron para darle la razón a Gary.
Más allá de cómo acabe la historia, la producción de los
alemanes resultó un golpe en la mesa profundo que invita a pensar sobre la
hegemonía del fútbol en Europa. A la ilusionante y deseada final española se
antepuso una más que probable definición germana con todas las de la ley.
La abrumadora superioridad de los bávaros sobre Barça y Madrid fue tan digna de
disfrute para el hincha común como de un necesario ejercicio de reflexión para
los analistas que definen al campeonato ibérico como “La Liga de las Estrellas”.