jueves, 16 de mayo de 2013

Vélez, Newell´s y fútbol para todos



Scocco ante Sosa, en el momento del 0-2. El delantero fue clave en la clasificación de Newell´s a cuartos.



El José Amalfitani volvió a vestirse de gala. Esta vez, no fue para recibir a "Maravilla" Martínez, quien defendió el pasado 27 de abril, en Liniers, el título de campeón del mundo de los pesos medianos. Sin embargo, el estadio de Vélez se calzó el traje para ser testigo presencial de una de esas noches de Muhammad Alí y Foreman, de un golpe por golpe donde la jerarquía de los Seba Domínguez, Heinze o Maxi Rodríguez se entrelazó con la calidad de los Gago, Insúa y Scocco. Fue un ida y vuelta desafiante que derivó en una sensación de KO constante para acabar definiéndose por puntos. En definitiva, Vélez y Newell´s brindaron una vuelta de octavos de final de la Copa Libertadores con los guantes puestos, como si ambos hubieran decidido demostrarle al otro quién es el mejor equipo argentino. Sin dudas, fue una noche con fútbol para todos.

La clasificación de Newell´s acabó siendo justa porque fue superior a Vélez durante una mayor cantidad de tiempo en los 180 minutos disputados. En Rosario, los de Martino desplegaron una primera parte de notorio dominio que convirtió a Sosa y a los palos en figuras determinantes. En la noche del Parque, a la Lepra sólo le faltó el gol, lo más importante. De eso se agarró Vélez en aquella segunda etapa para comenzar a asomar la cabeza y lastimar en el momento justo con el gol de Allione. Y ya se sabe lo que ocurre cuando se le da una vida al equipo de Gareca.
El partido de vuelta fue similar aunque, por supuesto, con algunos matices. Tanto el conjunto del Tata como el del Tigre tuvieron un tiempo donde cada uno logró plasmar su respectiva superioridad. Claro que en una eliminatoria de este calibre, el que pega primero pega dos veces. Ñuls pegó primero, pero además pegó dos veces. Y de visitante, aprovechando el valor del gol fuera de casa.
Los primeros 45 minutos se tiñeron de rojinegro nuevamente. El conjunto leproso consiguió, en su primer gran movimiento, lo que a priori se presentaba como lo más complicado: emparejar la serie. El gol de Casco llegó después de un arranque avasallador, producto de la valentía con la que afrontó Newell´s esta final anticipada. La ventaja le permitió desarrollar con mayor seguridad su habitual fútbol triangular made in Barça: Guzmán como líbero, centrales bien abiertos, laterales-extremos y volantes en constante rotación para lograr las tan deseadas sociedades y el avance en bloque. La versatilidad de los tres hombres de arriba, con el arco rival entre ceja y ceja con y sin la pelota, se erigían como una amenaza permanente. Así, en una distracción grave del fondo velezano, cayó el segundo, obra de Nacho Scocco, quien se aprovechó del error de Sabia y definió en dos tiempos. Ñuls concretaba en media hora lo que no había anotado en 90 minutos en Rosario, lo contrario que Vélez, que ventilaba miserias desconocidas, escondidas en la ida con madurez debajo de la alfombra. El 0-2 terminaba de aturdir al campeón doméstico y lo dejaba al borde de la lona. Pero también lo hería en su orgullo, aunque la reacción llegaría tarde.
La etapa complementaria fue el espacio que el equipo de Gareca utilizó para mostrar su valía. Adentro Romero y Ferreyra. El juvenil, de importante presente, se colocó junto a Gago para agilizar la distribución y soltar a Insúa, de cuya inteligencia y criterio nacieron las mejores acciones, siempre con las proyecciones de Papa y Peruzzi como armas más peligrosas. Por su parte, la colocación de Chucky aportó mayor presencia en el área de Guzmán donde Pratto, gracias a su importante desgaste con los defensores rivales, liberó a su compañero de ataque para que sólo se preocupara por el gol, como ocurrió a diez minutos del final.
A esa altura, Vélez ya se había convertido en una máquina de buscar huecos que aparecían de a ratos con la dificultad agregada de no ver ese dominio reflejado en la red. Aún así, no se rindió y acorraló a Newell´s, que contragolpeaba cuando podía pero sin la lucidez para sentenciar la historia. Fueron los minutos en los que la Lepra estuvo cerca de pasar de noqueador a noqueado, evidentemente obligado por el Fortín a jugar un fútbol que no siente, en campo propio y alejado del balón, su tesoro más preciado.
Con alma de equipo campeón, aguantó las últimas embestidas de su rival y acabó vencedor de un duelo que no será recordado por las piñas que recibió sino por la manera en que las revirtió. A Newell´s lo espera el Boca de Bianchi y de Riquelme, un rival con un volumen de juego inferior aunque con sobrada experiencia para esquivar los golpes de la máxima competición continental. El Corinthians puede dar fe de ello.


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