lunes, 16 de diciembre de 2013

El Bayern de los registros, frente a los ojos del mundo

A continuación comparto el artículo que publiqué en "Cultura Redonda" (http://www.culturaredonda.com.ar/) sobre cómo llega el Bayern Múnich de Pep Guardiola al Mundial de Clubes.



Pep Guardiola ya sabe lo que es ganar el Mundialito de Clubes. ¿Podrá esta vez?



Que el Barcelona de Guardiola acabó convirtiéndose en uno de los mejores equipos de la historia del fútbol ya dejó de ser noticia hace bastante tiempo. Que su Bayern mantiene intacta la capacidad para competir por todo a pesar de haberlo ganado todo, también. En este contexto, que en ambos proyectos, el entrenador catalán haya logrado imprimirle al juego del equipo un amplio abanico de variantes sin que ello provocara una merma en el rendimiento colectivo e individual, se erige como el apartado más trascendente del recorrido de Pep en el conjunto bávaro durante el primer semestre de la temporada.

Actualmente, la antesala de un nuevo e ilusionante desafío, como lo es el Mundial de Clubes a disputarse en Marruecos, coloca al Bayern en un lugar cercano a la cresta de la ola, no sólo en cuanto a los resultados conseguidos en las distintas competiciones, que también, sino especialmente en lo que respecta a la evolución del equipo desde los primeros minutos de Guardiola hasta hoy.
Al margen de la lógica mesura con la que el técnico suele medir sus experiencias, a día de hoy puede señalarse que el Bayern versión Pep ya es propietario de un sofisticado dominio de registros de las situaciones de juego que se presentan en un partido, aspecto fundamental en los objetivos generales planteados por el de Santpedor para el corto plazo.
Frente a este escenario, no es casualidad que haya desplegado con éxito una serie de variables, las cuales en un principio pudieron generar ciertas dudas pero al cabo de unas semanas se transformaron en merecidos elogios. Haberle dado a Phillip Lahm las llaves del centro del campo o, más recientemente, haber posicionado a Mario Götze como ´falso 9` son algunas de las últimas obras, siempre sacadas de su cajón, que Pep escogió para su proyecto. Si bien es real que la inclusión del capitán bávaro como mediocentro estuvo inducida por las prolongadas lesiones de Javi Martínez, Bastian Schweinsteiger y Thiago Alcántara, no es menos cierto que fue el propio entrenador el que, tras analizar las opciones que tenía, se la jugó por el lateral, de lo mejor del mundo en su puesto, para colocarlo en una posición inédita hasta entonces.
En los cuatro meses que lleva Guardiola en el banco del campeón europeo, mucho se analizó acerca del estilo de juego de su Bayern: que si apostaría por el falso 9 buscando una réplica del Barça, que si se inclinaría por uno de área como Mandzukic, que si potenciaría el juego interior, que si haría daño por las bandas. Pero Pep, que siempre va un paso delante del resto, supo reunir todos estos aspectos para desplegarlos según manden las circunstancias.
Si se intentaran descifrar los diversos caminos utilizados por Guardiola para resolver cada obstáculo, podrían citarse cinco vías mediante las cuales se gestó el Bayern de los registros, que a su vez explican su inmenso trabajo en Múnich.
En primer lugar, se podría citar al Bayern de los cimientos, aquel que comenzó en el verano con el tradicional 4-3-3 de Pep, con Lahm en el centro del campo a causa de algunas bajas por lesión, con la premisa de potenciar el juego de posición mediante la seguridad del pase corto y con una predisposición especial de una plantilla acostumbrada a desequilibrar por velocidad a través de las bandas.
Unas semanas más tarde, asomó el Bayern de siempre, visto en numerosas oportunidades, sobre todo en situaciones de atasco cuando el juego de elaboración era espeso frente a rivales encerrados cerca de su área y se necesitaba paciencia para lograr espacios. La máxima expresión de este rostro vertical se remite a la prórroga del duelo por la Supercopa europea ante el Chelsea de Mourinho, con oleadas de ataques incesantes e infinidad de centros laterales para la cabeza de Mandzukic. Aquella final marcó paralelamente la presentación a los ojos del mundo de Lahm como único mediocentro (cambió de posición con Toni Kross en el primer tiempo aunque su primera vez en esa demarcación fue unos días antes contra el Nürnberg) y acabó en un sorprendente 4-2-3-1, con el aporte clave de Javi Martínez que devolvió al capitán al lateral para ejercer ataques de calidad por banda.
Al poco tiempo, nació el Bayern total, ese que deslumbró frente al Manchester City en la fase de grupos de la presente Champions con un 4-1-4-1 y un fútbol de control y vértigo nunca antes visto en Alemania, y que nos llevó a bautizarlo desde este espacio como el Bayerlona de Múnich, no por su dulzura en la tenencia sino por su precisión en velocidad para someter al rival.
Más recientemente, tuvo lugar un Bayern barcelonizado, con falso 9, cuyo sistema alcanzó su punto más alto con el óptimo regreso de Götze, quien revolucionó la posición Messi (Martí Perarnau dixit) en la segunda parte contra el Dortmund de Klopp en el reciente compromiso liguero. Casualmente, en la noche del Signal Iduna Park se estrenó además el Bayern conservador, con laterales estáticos en la primera mitad para evitar sufrir en las transiciones defensivas y con Javi Martínez como único mediocentro siempre disponible a la hora de corregir pérdidas de sus compañeros en fase ofensiva. Completo.
Diez días atrás, la goleada por 0 a 7 frente al Werder Bremen mostró al doble pivote desde el inicio por primera vez, en esta ocasión con Kross y Thiago al mando. El resultado, además de histórico, supuso alcanzar el récord de triunfos consecutivos en condición de visitante (26) que cosechaba el propio Bayern desde la temporada 87. Unos días después, con idéntico dibujo, cayó en Champions ante el City de Manuel Pellegrini, que vengó la dura derrota sufrida en el Etihad Stadium de Manchester con una remontada heroica que casi lo priva del liderato del grupo. Para muchos, el traspié se hubiera convertido en una peligrosa llamada de atención. Para Pep, seguramente, significó la oportunidad ideal para concienciar a los suyos de lo que pueden llegar a perder si bajan la guardia por un rato.
Los resultados, de momento, acompañan al excelso rendimiento del equipo, que tras la victoria del pasado sábado al Hamburgo, ya aventaja por siete puntos al Leverkusen y doce al Dortmund. Guardiola, que demostró versatilidad para mutar de un sistema a otro partido tras partido (y durante el mismo también), lo hizo sin abandonar el protagonismo ni el instinto animal para competirlo todo al máximo nivel. El Mundial de Clubes se convierte en el escenario ideal para una nueva función del Bayern de los registros. Pep está preparado.


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